Cuando un niño se despierta,
tiene una ilusión,
y con mucha emoción,
la guarda a su interior.
No son los niños los que deben agradar,
son los adultos los que deben entender,
las ideas sencillas que los niños han de tener,
sin necesidades de que ellos explicaciones deban dar.
Cuando los niños leen, juegan y sueñan,
ponen a volar su imaginación,
y crean una ilusión,
que llega hasta su corazón.
excelente
ResponderEliminar